Portugal quiere aprender de esta eminencia española para hacer frente a la plaga letal para perros
Es muy raro que maten a los pinos en los que viven.

La primavera ya está aquí y con ella una de las plagas más temidas por los dueños de los perros: la procesionaria.
La temida oruga comienza al principio de la primavera —en algunas zonas antes— una nueva etapa de su ciclo biológico y descienden de los pinos y avanzan en fila para enterrarse, convertidas en crisálidas, y despertar en verano transformadas en mariposas.
Hasta ahí, un curioso y bonito episodio de la naturaleza si no fuese porque las procesionarias pueden provocar reacciones alérgicasa graves en personas y animales, especialmente los perros. Cuando se sienten amenazadas se desprenden de sus pelos y estos pueden desencadenar graves episodios de urticaria y crisis respiratorias.
Mantener alejados a niños y animales de las zonas en las que proliferan estas orugas, es decir, los pinares, es la mejor medida para evitar un susto. Ahora bien, ante la proliferación masiva en algunas zonas, lo más recomendable es llamar a expertos en el control de plagas fitosanitarias para controlarlas.
En Portugal, país con el que compartimos clima, estas plagas también son un problema y preocupan a sus ciudadanos, por eso, en la web de noticias executivedigest.sapo.pt aconsejan y advierten sobre el peligro de las procesionarias y avisan de que estas no causan ningún daño al ecosistema ni matan a los pinos en los que viven.
“Es muy raro que esto ocurra, porque no se comen los brotes tiernos y cuando emergen en primavera, la cepa ya no está, lo que permite que vuelvan a crecer los árboles afectados”, señala Mireia Banqué, del centro de investigación CREAF y responsable del programa Alerta Forestal, en unas declaraciones al diario El País que recoge la citada web del país vecino.