Ecuador despenaliza la eutanasia con una histórica sentencia sobre el caso de Paola Roldán

Paola Roldán, antes de padecer los estragos del ELA

Fuente de la imagen, Twitter/Paola Roldán

Pie de foto, Paola Roldán, antes de padecer los estragos del ELA, que la mantiene postrada en una cama y sufriendo intensos dolores.
  • Autor, Redacción
  • Título del autor, BBC News Mundo

"Conmovida y con alivio". Así recibió la ecuatoriana Paola Roldán la histórica sentencia que reconoce su derecho a una muerte digna y despenaliza la eutanasia activa en Ecuador.

La Corte Constitucional de Ecuador le dio la razón a Roldán, que padece esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y demandó que se le permitiera acceder a una eutanasia activa para poner fin al sufrimiento y la postración que le provocan su enfermedad.

La sentencia emitida este miércoles se considera todo un hito en Ecuador, que se convertiría en la práctica en el noveno país del mundo en despenalizar la muerte asistida para pacientes en circunstancias extremas.

"Hoy el Ecuador es un país un poco más acogedor, más libre y más digno", agregó Roldán en una breve intervención ante los medios ecuatorianos, durante la que estuvo acompañada por su padre y sus abogados.

En América Latina, la eutanasia es legal en Colombia. En Perú, la Corte Suprema autorizó en 2022 su aplicación para una mujer que sufre una enfermedad incurable, pero sigue estando penada en la legislación y este caso se considera como una excepción.

La lucha de Paola Roldán no solo ha sido contra esta enfermedad que la mantiene prácticamente inmovilizada en una cama y le provoca intensos dolores, sino también contra un marco legal que, hasta ahora, sanciona con duras penas a quien preste ayuda activa para morir a personas en su situación.

La sentencia que abre la puerta a la eutanasia

Roldán y su equipo legal enfocaron sus argumentos en el derecho de la demandante a morir con dignidad, sin el sufrimiento prolongado que conlleva su dolencia.

Tras varios meses de deliberación, la Corte Constitucional emitió el fallo favorable, que contó con el respaldo de 7 de los 9 magistrados presentes.

La sentencia del máximo tribunal ecuatoriano declara la “inconstitucionalidad condicionada” del artículo 144 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), que sanciona con penas de entre 10 y 13 años de prisión el homicidio simple, incluyendo los actos de eutanasia.

Según la sentencia, la aplicación de la eutanasia activa será constitucional siempre que un médico acceda al pedido de un paciente que haya tomado de manera libre, informada e inequívoca la decisión de terminar con su vida a causa de un padecimiento de intenso sufrimiento proveniente de una lesión corporal grave e irreversible o de una enfermedad grave e incurable.

Además de una victoria personal para Roldán, esto supone, en la práctica, establecer un marco legal para la práctica de la eutanasia bajo condiciones reguladas en Ecuador.

La sentencia da además un plazo de 12 meses para que la Defensoría del Pueblo elabore y la Asamblea apruebe una ley que regule la materia.

El fallo sitúa al país sudamericano como el noveno en el mundo en reconocer legalmente el derecho a una muerte asistida bajo circunstancias específicas que marque la ley.

La lucha de Paola Roldán

Con una intensa actividad en redes sociales y entrevistas en medios de comunicación, Paola Roldán se convirtió en todo un símbolo de la lucha por la despenalización de la eutanasia en Ecuador y América Latina.

En 2020, pocos meses después de dar a luz a su único hijo, recibió el diagnóstico de ELA y comenzó una larga batalla por curarse que la llevó incluso a buscar tratamiento en Estados Unidos y recurrir a las medicinas alternativas.

Finalmente, constató que su enfermedad no tiene cura y sufrió un acelerado deterioro. Hoy vive casi totalmente inmovilizada, permanentemente conectada a un respirador, sufre intensos dolores y necesita ayuda y cuidados 24 horas.

Pero lo que, según sus abogados, la decidió a reclamar el acceso a la eutanasia activa fue comprobar que con el tiempo perderá también la posibilidad de comunicarse con su marido y su hijo, quienes la acompañan en todo momento.

El año pasado recurrió a un equipo de abogados para reclamar ante la Corte Constitucional lo que considera su derecho a una muerte digna y comenzó una intensa campaña pública que incluyó frecuentes mensajes en las redes sociales y la publicación de un libro en el que cuenta su experiencia y reflexiona en torno a ella.

Su activismo le granjeó las críticas de algunos grupos ultraconservadores.

"Hubo días en que pensé que no iba a escuchar el resultado de esta demanda. Así que hoy ha sido un momento muy especial para mí", declaró el miércoles tras conocer la sentencia que le da la razón.

La ELA es una enfermedad neurodegenerativa que deteriora progresivamente la movilidad muscular y para la que no existe cura.

Afecta las neuronas motoras, responsables de controlar los movimientos voluntarios, provocando una degeneración progresiva y la parálisis de los músculos, mientras la función cognitiva se mantiene generalmente intacta.

“El ELA es impiadoso, cada día soy testigo de mi decaimiento vertiginoso”, expresó en enero.

La eutanasia es un polémico asunto de debate, con opiniones divididas entre quienes defienden el derecho a decidir sobre la propia muerte en casos de enfermedades incurables y degenerativas, y aquellos que temen que la despenalización pueda llevar a excesos o a la legalización del suicidio asistido sin las debidas salvaguardas.

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